viernes, 10 de marzo de 2017

DESAPARECE LA FARMACIA DE LA ESQUINA DE BLASCO IBAÑEZ


El tiempo es inexorable y pasa como tiene que pasar y las huellas de ese paso del tiempo se pueden ver  en michos sitios de nuestra ciudad y nuestro barrio de Las Alcaravaneras.
En esta ocasión, se trata de la Farmacia que estaba en la esquina entre Blasco Ibañez y la Carretera, es decir, en la calle León y Castillo, creo recordar que era la farmacia de don Antonio Artiles y que era una referencia de mucha gente del barrio, junto con la que estaba unos 800 metros más al sur, entre Ingeniero Salinas y Manuel González Martín, la de doña Severa Ramírez.

La Farmacia y la vivienda donde se ubicaba tenían también un señalado significado para los deportistas y amantes de la natación, los del Metropole y los de Unión Deportiva Las Palmas, ya que allí vivían, los hermanos Apolinario (Bartolomé (Tato para los amigos), María José y Ana Luisa, que siguieron esa tradición de cariño a la natación que tenían encima sus apellidos, con aportaciones sobre todo como federativos en el Club Nataicoinmetopole y la Federación.




sábado, 13 de junio de 2015

LA CALLE DEL CINE GOYA.

Ahora que parece que está de moda de hablar de los barrios, no me resisto a recordar en esta breves líneas, la que fue una calle simbólica en un barrio no menos simbólico, el de Las Alcaravaneras, se trata de la calle del Cine Goya, así conocida pro ser la sede de uno de los  locales del Circuito Cinematográfico de los hermanos Marrero, que además tenían otros, como el Colón en la calle Pamochamoso y el  Carvajal en su misma calle de Arenales.



En realidad la calle se llamaba Manuel González Martín, creemos que en homenaje a quien fuera presidente del  Cabildo de Gran Canaria en los años 29 y 30 del siglo pasado,  pero  originalmente se llamaba Manuel Becerra, pero por coincidencia con la Plaza del mismo nombre en el Puerto, que recordaba al ingeniero de Caminos, Canales y Puertos (lo era del puerto de Melilla) y ministro, Manuel Becerra Fernández, por lo que parecía más adecuado ponerla en aquella zona y ahí se quedó.

Pues bien la calle del cine Goya tenía varias zonas subiendo desde la carretera que era como se llamaba a la calle León y Castillo, la principal. El primer tramo iba desde esa arteria principal hasta la calle Luís Antúnez y allí destacaba por el bando izquierdo ascendente, la Plazoleta, con el kiosco de Matías, que luego pasaría a René, y la Sociedad de la Unión Deportiva Las Palmas y subiendo por la derecha empezaba con un bar en la misma esquina y terminaba en el Garaje Antúnez en la otra.

Pero la verdadera vida se la daba a la calle el tramo entre Luis Antúnez y Alemania, Allí estaba todo, a la izquierda subiendo, una parte de la U.D. Las Palmas (la sala noble);  lo que llegó a ser una Autoescuela, donde vivían Don Víctor y Doña Sofía; la casa de Eutimio, que tenía un hijo que jugaba en Las Palmas de extremo derecho, Juan Luis; la casa de algunos militares, recordando el chalecito del subteniente Vera, con su mujer, Lila y sus hijas Dulce y Mercedes y por fin el Cine Goya, que a su lado tenia lo que se denominaban en aquella época Portones, que no eran otra cosa que una reunión de casas con varias familias, pero en plan chabolas.

Aquel Portón de la esquina era muy conocido por los niños del barrio, sobre todo por el carrillo de golosinas o chucherías, el de Anita la negra, que era muy popular, aunque fuera en la puerta se ponía el de Cuco, que también tenía su clientela.

Subiendo por la derecha, estaba la tienda y el bar de la familia de Adelmo Nespereira que había montado la tienda con su mujer y sus hijas, Nena y Saro y con sus hijos Toño y Lolo lo que montó fue el famoso Bar Vigo, punto de referencia del barrio, como bar y como centro de información deportiva de la época, justo frente a la U.D.

Después venia la casa donde vivieron los Lantigua que se habían traído el gofio La Piña desde Miraflores, y a continuación la familia Jiménez, que tenían la barbería de Yoyo, otro punto de encuentro, en este caso musical, el estanco de Antoñito, el practicante, la zapatería que llevaba su cuñado, el marido de Irene y así toda la familia.

Después venia la casa de Manuela y de Escolástico Soto, el bachiller en sus buenos momentos, la casa-garaje de Vicente el de los coches y sus hermanos y hermanas y sus impresionantes  taxis Chevrolet que tenían, modelo americano total.

Después, otra casa colectiva donde destacaba la figura de Chano el Guardia y demás familia, y a continuación la Heladora La Moderna (que no heladería), de los hermanos Pepito y Diego Casimiro, con unos helados que fueron famosos en el barrio y fuera, sobre todo por la promoción y difusión que hacia Panchito y su carrito y porque después se instalaron frente al cine Rex y en Tomas Morales, en la actualidad. Después, otra casa colectiva con la dulcería de Tino,  para terminar en otro histórico, el bar de los Muertos, que en realidad se denominaba Tamadaba.

El siguiente bloque era más relajado porque empezaba por la izquierda con un edificio que albergaba en el piso bajo, la escuela primaria de Don José y arriba tres familias: los Cazorla, donde recordamos a José Manuel y Félix; los Navarro, con Antonio, Enrique, Sergio y Rosita y los Castellanos, donde ya destacaba el mayor, Paco, quien luego seria famoso jugador de Futbol, y sus hermanos Manolo, Juan, Fernando que también tuvieron su relación con el balompié.

Después venia la casa de Andrés,  que era lo que ahora se conoce como voluntario, participando en muchas actividades sociales y después el  Sindicato de Plátanos, donde aprendimos cómo se empaquetaban para enviar a los barcos y además comprábamos los restos a buen precio y algunos hasta aprovechaban el duro papel canelo de embalar para forrar los libros del colegio.

Por el otro lado, estaba otro Portón, el de Juanito el Ciego, que por la calle Alemania tenía espacio para la zapatería y la tienda de ultramarinos (así se llamaban) de Santiaguito.  Después venia un edifico, propiedad de los Nespereira de abajo, donde era frecuente que vivieran jugadores de Las Palmas, como Parodi, y que en el garaje de la planta baja se instalaba el Servicio Técnico de los coches Triumph, que era todo un espectáculo verlos y oírlos rugir.

Después ya no había nada, porque, lo que ahora es el Restaurante Hermanos Rogelio, era una inmensa granja-solar donde había gran número de animales sobre todo cabras, cuidados por un señor, creo que se llamaba Fermín, que se encargaba de darles de comer, recorriendo el barrio con su triciclo lleno de alfalfa, su pelo blanco, sus ojos claros y su vozarrón que llegaba a todos los rincones.

Y ya para llegar a la “otra” carretera, Pio XII, sólo quedaba la Fabrica Fedora, la de Eufemiano Fuentes, con su  cigarrillos Vencedor y Kruger y al a otro lado la fábrica de Galletas Tamaran de Luís Correa Medina, que dejaba un  imborrable olor a galleta en el ambiente.

Y nada más porque después de Pio XII, solo quedaba el Estadio Insular y al otro lado, lo que ahora es el Edificio “Jiménez García” que era un solar donde aparcaban los coches que iban al Estadio y finalmente, pegado al Paseo de Chil, la casa de los Maestros, donde conocimos a gente como los Ayala o los Jiménez, con los que coincidimos después en la piscina “Julio Navarro”.

Y eso es todo, bueno sin contar con  la Loma del Ingeniero Salinas,  el “tendido de los sastres”,  esa que usaban los que no podían acceder al Estadio para ver los partidos, unos por falta de dinero y otros porque casi nunca había entradas libres.


Esta es, en definitiva, una pequeña historia sobre una calle que ha quedado en el recuerdo de muchos que vivieron en aquel barrio: la calle del Cine Goya. Seguro que hay nombres y cosas que faltan y datos  erróneos, pero estamos hablando de casi medio siglo atrás y las cosas se olvidan.